La selva en Guild Wars 2: Heart of Thorns™ rebosa mordrem por todas partes, pero también está llena de seres exóticos y extraños como los itzel y los nuhoch, las dos tribus hylek nuevas. El entorno exuberante a la par que peligroso de la selva de Maguuma ha influido físicamente en estas tribus únicas, que han desarrollado sus propias armas, comunidad y espiritualidad.
Los itzel, unos pataslargas despreocupados
Los hylek itzel se parecen físicamente a las ranas arborícolas: son esbeltos, larguiruchos y tienen extremidades largas y ojos grandes. Son unos seres de colores variados, vívidos e iridiscentes que pasan gran parte de sus vidas en los árboles. Se dedican a construir grandes asentamientos y recintos en las ramas de Maguuma, y consiguen que estas estructuras individuales formen una comunidad cohesionada mediante redes de puentes de cuerda y pasarelas. Otra característica que los distingue es que cazan agazapados en las ramas más altas del follaje. Les encanta la música y son expertos en crear y tocar una gran variedad de instrumentos fabricados con los materiales naturales que les rodean.
Los itzel se toman la vida tal cual se presenta, una actitud que queda muy bien representada en su espiritualidad. Veneran a una diosa de la naturaleza no antropomórfica (¿o “ranomórfica”?) llamada Ameyalli. Análoga de Gaia o de la Madre Tierra, Ameyalli es a la vez el espíritu y la sustancia de la misma selva. Los itzel creen que ella da un propósito a todo lo que existe en la naturaleza y hace que su vida sea posible y gratificante. En su mundo, nada es verdaderamente maligno: las únicas cosas dañinas son aquellas que los itzel aún no han aprendido a usar. Esto queda reflejado en el mantra itzel “la selva abastece”, el cual recitan como afirmación, conclusión, saludo y despedida.
Alentados por el amor y el apoyo de su hogar, los itzel tienden a ver el lado positivo de las cosas: si un vendaval derribara los árboles que sostienen su aldea, ellos verían un nuevo suministro de material de construcción y leña. También se enorgullecen mucho de su hospitalidad: cuando llega algún invitado inesperado, lo ven como una oportunidad de aprender algo nuevo, ayudar a quien lo necesita y agradecer a Ameyalli por darles tal oportunidad.
Los nuhoch, expertos en tareas pesadas
Los nuhoch son ranas toro hylek que no podrían ser más diferentes de sus primos itzel. Enormes y con una constitución poderosa, los nuhoch compensan su falta de rapidez y agilidad con una fuerza prodigiosa y una resistencia sin parangón. Mientras que los itzel suelen ser alegres y optimistas, los nuhoch son taciturnos y siempre esperan lo peor. Los itzel entonan canciones desenfadadas sobre la alegría de vivir en la selva; los nuhoch cantan tristes elegías sobre el largo y extraño camino que han tomado, sobre todos aquellos que han perdido y las duras pruebas que han tenido que superar.
Esta actitud tan severa es el resultado de las pruebas a las que los nuhoch tuvieron que enfrentarse para asentarse en la selva. Después de emigrar de zonas hylek más tradicionales en busca de un lugar donde vivir, los nuhoch lucharon en la selva simplemente para sobrevivir, pues eran presa de un terreno extraño y de amenazas desconocidas. Gracias a la hospitalidad y la actitud abierta de los itzel, las ranas toro lograron mantenerse con vida el tiempo suficiente como para establecerse en la selva de forma permanente. Después de ayudar a un explorador itzel en peligro, los refugiados nuhoch recibieron una cálida bienvenida por parte de las ranas arborícolas y les enseñaron a aprovechar los regalos de Ameyalli. Gracias a los itzel, los nuhoch empezaron a prosperar; por su parte, los itzel no tuvieron tanto que temer a los depredadores de la selva con la ayuda de los nuhoch. Este compañerismo rápidamente se tornó una alianza permanente en la que ambas tribus se apoyan de forma mutua, lo que dio pie a una cultura hylek compartida que es mucho más fuerte que sus partes individuales. A veces hay roces entre las dos tribus, pero por norma general, los itzel y los nuhoch se consideran parte de una gran familia y siempre acudirán a ayudar al otro.
Los nuhoch adoptaron la veneración de los itzel por la selva y Ameyalli, aunque son mucho más propensos a considerar la adversidad como algo que se debe superar en lugar de que como una bendición camuflada. Esto a veces se puede ver en intercambios amistosos de insultos sin malicia: los itzel se burlan de los nuhoch diciéndoles que siempre están tristes y que son incapaces de disfrutar, y los nuhoch tachan a los itzel de ser frívolos e incapaces de hacer las cosas.
¡Pelea de ranas!
En combate, los itzel usan su complexión delgada y su increíble flexibilidad para atravesar el follaje de la selva y confían en la agilidad y el sigilo más que en la fuerza bruta. Los itzel jamás evitan una batalla, pero emplean técnicas de emboscada y ataques veloces con retirada para mantener a raya a sus oponentes y que estos no puedan hacerles daño. Son una tribu que prefiere los arcos, las dagas y otras armas ligeras, pues logran causar efectos devastadores sin que el enemigo tenga oportunidad de contraatacar.
Todos los hylek tienen afinidad con la alquimia, pero los itzel son especialmente duchos creando pociones tóxicas con los ingredientes que cosechan de las plantas, insectos y de sus propios cuerpos. Cuando un arquero itzel dispara una ráfaga de flechas, veréis que se introduce cada una en la boca antes de pinzarla para recubrir la punta con su propio veneno natural.
En cambio, los nuhoch tienen un estilo de combate totalmente distinto. Mientras que un itzel ataca y se marcha en un abrir y cerrar de ojos, un nuhoch salta muy alto y cae panza abajo para aplastar a sus enemigos antes de que puedan recobrarse y continuar luchando. Los nuhoch utilizan inmensos martillos de guerra y pueden hacer volar por los aires a un pelotón entero de adversarios con un único movimiento de sus poderosas lenguas.
Además, también son expertos en alquimia, pero de una forma más general y menos especializada. Los itzel son genios de los venenos, pero los nuhoch dominan una variedad mayor de elixires y pociones. A pesar de que son relativamente nuevos en la selva, los alquimistas nuhoch se han centrado en el estudio de la flora local y han descubierto formas totalmente nuevas de aprovechar todo lo que ofrece Ameyalli.
No es de esta selva
Tanto los itzel como los nuhoch creen que todo lo que hay en la selva está ahí para hacer que la vida sea mejor, aunque no entiendan todavía su propósito. La excepción a esta regla es Mordremoth. Para los hylek de Maguuma, el dragón de la selva es un invasor antinatural, un demonio depredador que consume y niega las riquezas proporcionadas por su benévola diosa sin dar nada a cambio. Ellos ven a Mordremoth como una burla retorcida de los seres naturales y han aprendido, a base de dura experiencia, que no pueden permitir que ningún hylek, vivo o muerto, sea arrastrado por los siervos del dragón de la selva. Por este motivo, los itzel y los nuhoch han empezado a incinerar a sus muertos inmediatamente.
Otro enemigo que está sacudiendo la fe de los hylek de Maguuma son los fanáticos de Zintl. Estos hylek tradicionales han ido a Maguuma para convertir a los itzel y a los nuhoch por la fuerza y obligarlos a adorar al Dios Sol, Zintl. Dirigidos por demagogos carismáticos y montados en escarabajos gigantes*, los fanáticos de Zintl han iniciado una campaña de terror y manipulación brutal para obligar a los itzel y a los nuhoch a olvidar su fe en Ameyalli y a adoptar la de Zintl.
A saltar
Hay mucho más que explorar sobre la cultura hylek en Heart of Thorns, así que empezad a calentar y a practicar vuestros saltos: vais a necesitar unas piernas muy fuertes para seguirles el ritmo. Y si al principio no podéis, no os preocupéis, pues Ameyalli se asegurará de que al final lo consigáis. Como dirían los itzel y los nuhoch, la selva siempre abastece.
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* Los fanáticos de Zintl y sus escarabajos no usan un sistema de montura, sino que comparten animaciones y barra de salud.
